Pedrito: un becario en la gran ciudad

Para todos aquellos que se aburren en su trabajo y no tienen nada mejor que hacer que leerme. Para todos aquellos que quieran apadrinar un becario. Para todos aquellos que se sientan identificados conmigo. Para todos aquello que busquen un hombro en el que llorar. Para todos aquellos que quieran donar dinero a una causa benéfica (aumentar mi retribución). Para todos aquellos que sean lectores de LOOC u otras revistas. Para todos aquellos que sean cazatalentos en potencia. Para todos aquellos que quieran pasar un buen rato leyendo las aventuras y desventuras de un joven intrépido. Para todos aquellos... que en el fondo... les mata la curiosidad por saber en qué pienso invertir una hora cada mañana. La diversión está asegurada queridos lectores (¡uy¡ ¡pero que bien suena eso!).

viernes, 25 de junio de 2010

LOS ORÍGENES


Para comenzar este blog, lo primero que debo contaros es cómo acabé en el sórdido mundo del periodismo. Y la historia tampoco es excesivamente complicada. Mis 16 años recién cumplidos y mi ingenuidad mezclada con mi cada vez más acentuado frikismo, me empujaban a un futuro desolador. Mis aspiraciones eran acabar como bailarín o como escritor. No creo que haga falta explicaros más. Después, todo vino rodado. Y es que mi incapacidad económica (o más bien, el hecho de que mis padres se negasen a que exprimiese la naranja hasta los 50 años) (¡perdón! se me olvidó mencionar mi forma física, que tampoco es que diera más que para acabar como aspirante mediocre a bailarín de Eva Nasarre) dio como resultado que acabase, sin saber cómo ni porqué, en las pruebas de la Real Escuela Superior de Arte Dramático. Y claro, el hecho de luchar contra un tampón retozando por el suelo (cual cerdo feliz) y mis adorables acordes cantando "Cien gaviotas", dieron el resultado esperado. No quedaba otra que meterme en Periodismo. Y ya sólo me quedaba explotar mi faceta como escritor. Así que todo comenzaba a vaticinar un futuro más gris que amarillo fama. Pero yo, con la cabeza bien alta (o más bien a una altura media) y desorientado pero con plan B (todavía quedaba la opción de convertirme en vedette al más puro estilo Miguel Bosé cantando Don diablo) (perdón por tanto paréntesis pero es que claro es muy complicado no parecer subnormal cantando y bailando la del diablo sin ser Miguel), acabé entrando en aquella mole gris y destartalada rellenando tests sobre mis periodistas favoritos cuando ni siquiera conocía sus nombres.
Aquello fue el principio del fin. Es más, en la revista LOOC, aquel oscuro día de principios de octubre, se encendió una luz. Ya se empababa el aire del aroma a becario precario.

2 comentarios:

  1. Creo que cada persona tiene una historia por la que estudió su carrera, la tuya es bastante interesante, lo que hubiese dado por ver la actuación del tampón.
    Suerte en el maravilloso mundo del becario.Ire

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  2. Compartimos mole gris, contratos precarios al principio, al Sr. Serrano... Si al final va a resultar que somos un poco almas gemelas.
    Por cierto, mucho mejor en el periodismo que en la actuación o el baile, eh? Aunque no seas Capote, lo de escribir no se te da mal. Lauri
    Pd. Pájaros en la cabeza y volar a donde las ventanas siempre están abiertas... (Ya sabes)

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